Por la Trimilenaria
Sierra Minera de La Unión y Cartagena
Violado sin piedad el seno ruboroso de los montes, quedó el espanto desnudo en el fondo de la sima, porque se rebelaba contra el secuestro la trágica omnipotencia de la roca y defendía sus carnes, desatando las lívidas lagunas, los ácidos venenosos, los barbaros gritos de las fallas, como si también las piedras tuviesen un sentimiento racional, una especie de humana volición. CONCHA ESPINA, El metal de los Muertos.